02 agosto, 2012

Una fisura en el Norte (II de IV)

Hajime Saito, 2012


¡Sed bienvenidos al Rincón del Bardo! Por favor, pasad, tomad asiento, serviros una jarra de vino especiado y prestad mucha atención, pues hoy os voy a hablar de lo que está aconteciendo en el Norte en torno a la fisura que fue abierta hace poco... una historia jugada por primera y última vez en la comarca de Madrid, en el año 2012 de vuestro calendario y bajo la atenta dirección del Embajador Hajime Saito y maese Quinta.




Las Primeras Minijornadas Tauranas, dentro de mi modesta opinión, y procurando ser todo lo imparcial que el hecho de haberlas organizado yo me permite ser, creo que fueron un gran éxito. ¿Cómo describirlo? Fueron algo fantástico, excitante, épico y muchísimas cosas más. Pero sobre todo, si dichas jornadas llegaron a ser todos los adjetivos descritos anteriormente, fue gracias a los verdaderos protagonistas y artífices de este proyecto: los jugadores. Jugadores con muchísimas ganas de pasarlo bien y que lo dieron absolutamente todo, en todo momento, en la interpretación de sus personajes. Jugadores que sufrían cada vez que sus alter-egos eran heridos, que gritaban de emoción cada vez que conseguían impactar a un enemigo. Jugadores que debatieron con fervor las estrategias a seguir durante el Concilio Templario y que ofrecieron todo tipo de sugerencias constructivas en relación al juego. En definitiva, jugadores que hacen que dirigir una aventura se convierta en un auténtico placer y que consiguen hacerte llegar a casa con una enorme sonrisa dibujada en los labios.
A las once de la mañana llegaban maese Saito y Quinta a la Tienda de Generación X de la Calle Puebla, un poco impacientes por descubrir lo que iban a encontrar. ¿Habría mucha gente? ¿Conseguirían que todo saliera a pedir de boca? ¿Serían demasiado exigentes los asistentes con la forma de narrar? Eran dudas que les asaltaban a cada paso de daban. 

Y entonces se hallaron con lo peor con lo que se puede encontrar alguien que organiza un evento: no había nadie. No había gente esperando poder apuntarse a las partidas. Estaba todo vacío. Empezábamos con mal pie. Ya dentro del local, decidieron bajar a la zona donde se jugaría la partida e ir preparando todas las cosas... mientras rezaban a La Sombra para que apareciese alguien a quien poder dirigir. 

¡Pero las plegarias fueron escuchadas!, porque al poco tiempo se empezaron a escuchar los primeros pasos bajando las escaleras. ¡Sorpresa!. Ocho Templarios aparecían en escena dispuestos a pelear hasta la muerte en las Tierras del Norte. 
Sin más dilación, y tras los agradecimientos oportunos, fueron divididos en dos mesas, se les pidió que escogieran el personaje que mejor se adaptara a su forma de jugar y se hizo una breve explicación del mundo de Taura: ambientación, razas, geografía, religiones, organizaciones (con especial mención a los Templarios), sistema de juego, etc.
Y entonces, sin apenas darles tiempo a respirar, llegó la batalla inicial. ¡Tolina estaba siendo atacada! Al frente del ataque se vislumbraba una jauría de gigantescos lobos corrompidos por la Sombra, de ocho patas y un enorme aguijón en la cola, y tres Demonios Ciervo. 

La reacción de los defensores no se hizo esperar. Los Templarios se lanzaron a defender la ciudad con toda su valentía y con todos los medios a su alcance: armas, psiónica y alquimia. Por desgracia, la sorpresa del ataque sumado al estrés, hicieron que algunos lanzamientos mal ejecutados arrasaran parte del asentamiento, ante la atónita y asustada, mirada de sus habitantes. Muchas fueron las bajas civiles, pero, por suerte, la amenaza consiguió ser repelida y los Demonios Ciervo no consiguieron cumplir su aparente objetivo: secuestrar a algunos ciudadanos. 

Tras la cruenta batalla, y mientras nuestros protagonistas se lamían sus múltiples heridas, se formó un Concilio Templario de emergencia para discutir el siguiente paso a seguir, pues ante ellos se presentaban tres grandes problemas que requerían de solución urgente. Por un lado se había perdido el contacto con la Atalaya nº 13 y era de suma importancia averiguar lo ocurrido y restablecer las comunicaciones. Además, el círculo de Atalayas no estaba cerrado del todo, ¿cómo cercar un bosque que se pierde entre riscos y planicies?, era de vital importancia encontrar una ubicación apta para la última Atalaya y escoltar al Maestro de Llaves al cargo de su construcción. Y por si todo esto no fuera poco, el caos y pánico en la ciudad estaba poniendo en riesgo la seguridad de la propia Tolina. 
Aquí juntamos a los ocho jugadores en una sola mesa, y tras mostrarles las distintas opciones de las que disponían, pude asistir a una de las mejores sesiones interpretativas que he visto en mi larga "carrera" como Narrador. Dichos jugadores debatieron, durante más de una hora, todos los pros y los contra de todas las misiones que podrían hacer sus respectivos personajes y discutieron sobre quién debería hacer esto o lo otro, sin que los Directores tuviéramos ocasión de meter baza.
Finalmente, el Concilio se cerró con la siguiente decisión: Un grupo escoltaría y protegería al Maestro de Llaves para intentar construir una nueva torre y el otro intentaría descubrir lo que le había ocurrido a la Atalaya número 13. 
Hora de comer. Había llegado la hora de volver a la realidad y alimentar a nuestros cuerpos, algo que hicimos en un Kebap cercano, mientras, como no podía ser de otro modo, hablábamos de juegos de mesa, de juegos de rol, de manga, de cómic americano y de muchas otras cosas más relacionadas con nuestro mundillo.Tras la comida, volvimos a las mesas de juego, altamente dispuestos a continuar la partida que teníamos entre manos.
El primer grupo, el que había decidido construir una nueva torre, tuvo ante sí enormes dificultades y peligros que atentaban contra sus vidas. Desde una terrible escalada por un risco totalmente helado hasta enfrentarse a un pez corrompido por la Sombra y con habilidades psíquicas capaces de derretir el cerebro de hasta el hombre más tenaz. Por suerte, consiguieron lograr satisfactoriamente su objetivo. Lo que no sabían era que algo realmente horrible estaba a punto de cernirse sobre ellos... más allá de los tres Araclupus y los dos Demonio Ciervo, que les atacaron cuando activaron la gema psíquica que instalaron en el interior de la Atalaya. 

El segundo grupo tuvo más suerte por el camino, apenas hallaron contratiempos en su viaje hacia la Atalaya número 13. Lo que desconocían era lo que se iban a encontrar allí... la Atalaya había sido destruida y cómo único superviviente, encontraron a uno de los Templarios destinados a ella, completamente sumido en la locura y que no hacía más que intentar por todos los medios que no reactivaran la piedra psíquica, alegando que atraería a las criaturas de la oscuridad, tirando, finalmente, dicha gema a las aguas de un lago cercano. Y si la situación no era ya lo suficientemente crítica, un grupo de murciélagos corrompidos junto a un par de Demonios Ciervo, causaron multitud de estragos entre los valerosos soldados, lo que hizo necesaria la aparición de un escuadrón de rescate para que les sacara las castañas del fuego: el primer grupo de jugadores. 
Llegados a este punto, juntamos nuevamente a todos los jugadores en una mesa y empezamos a narrar el apoteósico final. Y no puedo utilizar mejor adjetivo, pues la última parte de la aventura fue realmente épica. Mientras los Templarios ponían toda la carne en el asador en su lucha contra las fuerzas del mal, uno de ellos se reveló como un nuevo sirviente de La Sombra, atacando a sus antiguos compañeros, quienes al intentar acabar con él consiguieron sólo hacerle huir a un bosque cercano. Qué ha ocurrido con dicho Templario corrompido es algo que nadie conoce.
Muchas vidas de gentes de bien se perdieron en este episodio del Norte. Tolina fue atacada y su seguridad puesta en entredicho, lo que ha avivado el fuego del pánico entre los refugiados y los clanes nómadas. La Atalaya número 13 logró ser rescatada y, junto a la creación de una última Atalaya, se pudo cerrar el círculo y establecer un perímetro de seguridad circundando todo el bosque de los Demonio Ciervo. Pero como ya os decía, muchas vidas se perdieron... algunas bajo heridas mortales que no impidieron que el cuerpo fuera velado bajo los designios de Dahba y purificado por las llamas, otras bajo el influjo de la corrupción... y es que ni los Templarios están a salvo de corrupción de la Sombra.