22 diciembre, 2011

Una fisura en el Norte (I de IV)


 ¡Sed bienvenidos al Rincón del Bardo! Por favor, pasad, tomad asiento, serviros una jarra de vino especiado y prestad mucha atención, pues hoy os voy a hablar de lo que está aconteciendo en el Norte en torno a la fisura que fue abierta hace poco... una historia jugada por primera y última vez en la comarca de Alcorcón, en el año 2011 de vuestro calendario.

Todos aquellos que hayan leído las Notas de Shekal sabrán de qué estoy hablando cuando hago mención a las palabras fisura y Tierras del Norte. Para los que no, no tenéis más que echar un vistazo al diario de tan enigmático serte y seguir prestando atención mis palabras.

La apertura de una fisura es un suceso catastrófico, cargado de angustia y terror, más si cabe cuando se procude en unas tierras inhóspitas, sin comunicaciones adaptadas a los tiempos que corren y compuestas por pequeñas poblaciones medio aisladas. Fue todo un milagro que la noticia llegara tan prontamente a oídos de Templarios y estos pudieran establecer su base de operaciones en la ciudad psiónica de Tolina en "tan poco tiempo". Allí es donde están ahora y allí es donde empieza la historia que os voy a contar.

Dentro de la orden Templaria hay unas premisas que se convierten en ley tan pronto es notificada la aparición de una fisura:
  1. Asegurar la población y eliminar los sospechosos.
  2. Montar un perímetro circunvalando la fisura.
  3. Evitar nuevas exposiciones.
  4. Purificar el foco.
Cuatro pasos, cuatro leyes. Y como os podréis imaginar, el primer y último paso son los más peligrosos, especialmente cuando nos encontramos en una región tan dispersa y plagada de poblaciones nómadas. ¿Cómo asegurar la población entonces? Organizando brigadas y un campo de refugiados.

La 9ª Brigada, una de tantas y sobre la que nos vamos a centrar en la historia, no por los nombres que la componen ni por sus historias, sino por lo que sus ojos vieron. ¿Su misión? Encontrar el clan nómada del Ciervo, informarles de la situación y convencer al chamán y al líder para acompañarles hasta el campo de refugiados de Tolina. Una misión aparentemente sencilla y que únicamente requería de cierta astucia para jugar con las supersticiones y temores locales, sin olvidar la diplomacia justamente para evitar los posibles conflictos entre clanes. No parecía una misión complicada, de hecho, supieron convencer rápido a los nómadas y emprender el viaje de vuelta hacia Tolina... hasta que se hizo de noche.

Azeil, una joven embarazada que se aproximó demasiado al bosque de los Demonios Ciervo y que había escapado al escrutinio de los Templarios en busca de posibles "infecciones" entre los nómadas, dio a luz durante la noche... o mejor dicho, el feto corrompido de su hijo se abrió paso a través de su abdomen, rasgando carne y vísceras.

Los nunuk, así eran conocidas estas aberraciones. Fetos muertos que eran corrompidos por la Sombra durante la Edad Oscura y que posteriormente mataban a sus madres para salir de sus vientres y sembrar el terror. Incluso se ha llegado a hablar en las viejas Crónicas avistamientos y/o encuentros con estos nunuk años después de su "concepción" y asegurar un crecimiento y desarrollo.

Pero volvamos a la historia. Caos, así podríamos definir la situación vivida en aquel momento. Gritos rasgando la noche, gente huyendo y el nunuk arrastrándose fuera del campamento, dejando un reguero de su sucia esencia por el camino capaz de manchar el espíritu de quien lo tocara y convertilo en una falsa corrupción. La situación exigía urgentemente veteranía y capacidad de mando y así fue.

Asegurar y eliminar. La 9ª Brigada se dividió rápidamente en dos grupos y mientras unos se lanzaban tras el rastro dejado por la corrupción, el resto se encargaba de calmar la población a través de estallidos empáticos de sosiego y contarla... viendo que faltaban tres, levantaron con alquimia un muro de piedra rodeando así el poblado y se lanzaron a buscar a los extraviados. El primero lo hallaron no muy lejos del poblado, acurrucado y gimiendo de terror. El segundo consiguieron salvarlo de unas falsas corrupciones que estaban a punto de matarlo. Y el tercero se había convertido en una víctima del nunuk.

Los templarios de la 9ª Brigada todavía no se explican lo ocurrido aquella noche. Habían comprobado que una de las capacidades que parecía mostrar aquella criatura nacida de la Sombra era la manipulación mental y, por tanto, acercarse a ella requería de ciertas precauciones si no querían morir ensartados por la espada del compañero. Pero lo cierto es que Dahba estaba aquella noche de su parte, imprimiendo una fuerza y velocidad inaudita al brazo uno de ellos, lograron rebanar el engendro de un solo movimiento y eliminarlo antes de que tuviera tiempo de reaccionar ante su presencia.

Un final aparentemente feliz para una noche de pesadilla y el encuentro con una corrupción que no se veía desde la Edad Oscura. Algunos dirán que lo peor ha pasado, otros que lo ocurrido no es más que la antesala de lo que está por venir. El tiempo dirá, pero por ahora se ha conseguido finalizar el primer paso con éxito y convertir Tolina en un refugio para los supervivientes y el centro de operaciones de los Templarios... es hora de dar el segundo paso.