10 octubre, 2012

Pensando en voz alta

Últimamente llevo demasiadas cosas en la cabeza, y eso es algo que la gente cercana que trata conmigo todos los días lo sabe. Escribir un juego de rol y mantenerlo actualizado tiene su cosa, pero si encima le añades a eso una enfermiza atracción por el multitask y el querer también mantener tus actividades del día a día, lo que ocurre es que en algún momento te atascas y no sabes por dónde tirar.

Para compensar este trastorno mental que me acompaña desde tiempo inmemorial, mi cerebro ha aprendido a cohesionar las cosas. Esta misma mañana un amigo me decía: ¿No lo estás enredando? Ciertamente, pero por ahí andaba ya mi mente en su primer paso hacia la cohesión. Primero se enredan las cosas, generando una masa en bruto con multitud de aristas... para, en el siguiente paso, ir puliendo la transmutación resultante hasta que queda limpia y reluciente. Y es que si algo se me da bien, además de enredar las cosas, es conectar unas tramas con otras y que encima tenga su lógica tal conexión.

¿Y a qué viene todo este rollo?

Las últimas semanas ando lanzando globos sonda y preguntas aleatorias por las redes sociales. El objetivo de tales cuestiones, además para valorar el interés que despiertan ciertas ideas, era para empezar a dar forma a una idea que empezó a tomar verdadera forma en mi mente allá por Agosto y que venía de una semilla anterior ya plantada hace por lo menos dos o tres años.

Cohesión, esa es la clave que siempre busca mi cabeza, pero aunque sabía qué es lo que quería alcanzar, mi inexperiencia o falta de perspectiva no me permitía dar respuesta al cómo hacerlo. Poco a poco esa respuesta va quedando resuelta, pero ahora surge otro problema: No tengo tiempo, a lo que sigue una maldición que muchos ya habrán pronunciado en alguna ocasión: ¡Por qué no se me ocurriría hacer esto durante la carrera! Y fustra y enrabia no poder atajar el problema ahora que se tienen prácticamente todas las respuestas. Y para rematar, nos hacemos mayores, nos mudamos de ciudad, los amigos van acumulando obligaciones y las mesas de juego desaparecen... y lo que antes se podía testear cada semana, ahora te encuentras que ni roleas ni puedes testear porque tu grupo de rol se ha roto y no consigues construir otro como el de antaño.

Resumiendo todo este testamento surgido de un momento en que me dio por pensar en voz alta y no tenía muy claro que entrada publicar. Si hace tiempo hablaba de que la palabra clave era optimizar, ahora se le suma una segunda herramienta con la que intentar resolver el problema: Cohesionar.

Y para no dejaros con la sensación de que igual todo esto no ha aportado nada, ahí va una perla que os dará para pensar un rato acerca de las mil y una que lleva tramando mi cabeza.

En todas las presentaciones de Taura siempre decía lo mismo: "Este libro que veis aquí, no es más que un prólogo". Evidentemente, no me refería a que iba a ser la antesala de un sin fin de suplementos, pese a que de Crónicas no vamos escasos.